27 jun 2008

De impresentables está el mundo (del fútbol) lleno

Estamos en tiempo de euforia con la selección española y en este caso es de agradecer que tanta noticia sobre la Eurocopa haya solapado nuestro último fiasco en fichajes. Porque me da vergüenza que gentuza de tal calibre ponga en ridículo al Real Valladolid, juegue con las ilusiones de sus aficionados y dañe nuestra imágen y nuestra credibilidad.

Como todo el mundo habrá supuesto, estoy hablando del flamante fichaje del Zaragoza, el ya ex-atlético Braulio.

Este tipejo, que ya el año pasado rechazó al Valladolid aduciendo que "nunca ficharía por el Pucela, porque sus amigos de Salamanca no se lo perdonarían", nos la ha vuelto a meter doblada y después de tener apalabrado su fichaje, con el contrato redactado, las cantidades acordadas y el traspaso cerrado a falta de su firma, decidió "de la noche a la mañana" cambiar de opinión y fichar por el Zaragoza.

Esto ha dolido y mucho en el club. Tanto que hasta el propio Carlos Suárez, a quien no le recuerdo declaraciones ofensivas hacia nadie (árbitros, jugadores...) ha hablado de la indignación que siente sobre lo ocurrido.

Y es que al parecer todo ha sido un ardid urdido a tres bandas entre Braulio, su representante y el Atlético de Madrid. Cerezo (presidente del Atlético) sabía que la oferta del Valladolid era de 1,5 millones y la consideraba isuficiente. Conociendo el interés del Zaragoza, y las preferencias del jugador por el club maño porque la ficha que le ofrecían era muy superior, decidieron acelerar las gestiones con el Valladolid, dándole toda la publicidad necesaria, para presionar al Zaragoza a actuar rápido y a ofrecer una cantidad muy superior a la del Valladolid (justamente el doble, tres millones de euros)

Resumiendo, Cerezo y el representante de Braulio (con el consentimiento del jugador) utilizaron al Valladolid para encarecer su precio de mercado. O dicho con otras palabras, el Atlético, Braulio y su representante utilizaron y engañaron al Valladolid para estafar al Zaragoza.

Esta es la parte del fútbol que da asco. Hay mucha gente honrada, como Javier Pérez que rechazó ser el secretario técnico del Pucela por aceptar la oferta del Alavés, inferior económica y deportivamente, por quedarse en su tierra, cerca de su familia. O Diego Castro, recién ascendido con el Sporting, que también rechazó la oferta del Pucela por amor a su club, a sus colores y a su afición. Pero es repugnante ver cómo mercenarios del fútbol como Braulio ensucian este deporte. Y tres cuartos de lo mismo se puede decir del Atlético de Madrid, el club más llorón de España, el pupas, y ahora también el estafador.

Me alegro de que un tipejo como Braulio no haya venido al Valladolid y espero y deseo que nunca lo haga. Ficharemos a mejores o peores jugadores que él pero a poco, serán infinitamente mucho más profesionales y mejores personas.

Y mientras llegan más fichajes, esperemos que Asenjo no sea un Braulio en potencia, porque su aparente deseo de fichar por cualquier otro club que le pague más (independientemente de si va a ser titular o suplente o de la división en la que juegue) va por el mismo camino que el del ex-atlético.

¡Qué largo se nos va a hacer este verano!

1 comentario:

Videoclips buenos y malos dijo...

Tengo que hacer una puntualización a este artículo. Don Braulio, se ha dado por aludida al leer mis comentarios sobre el ya jugador zaragocista Braulio y tengo que aclararlo.
Esta entrada se refiere única y exclusivamente al jugador ex del Salamanca, Getafe y Atlético de Madrid, Braulio. Hasta donde yo se, el resto de l@s Braulios, no tienen por qué ser unos impresentables.